ANA SE FUÉ

Ana y Mía son dos nombres recurrentes en la red, si uno da click en alguno de ellos la mayoría de las veces nos llevará a sitios que nos muestran y ponen a la mano de tod@s el terrible y doloroso mundo de la anorexía y la bulimia, nos lo muestran y nos invitan a participar en el... hay algun@s que se enganchan...

Empiezo este blog esperando ser una compañera y una ayuda para aquell@s madres y padres que alguna vez han sentido que sus hij@s están en peligro de muerte, que tienen la certeza de que están enferm@s y no saben que hacer ni a donde acudir, para l@s que se apenan y para l@s que quieren negar que una enfermedad mental llegó y esta destruyendo todo nuestro entorno, para l@s que quieren armarse de valor y luchar, luchar y luchar para que esto termine.

Aquí mi testimonio.

jueves, 24 de marzo de 2011

Hace dos años...

Hace dos años, a estas horas nos preparábamos para internar a Cati en la clínica Ellen West, nuestro temor y tristeza eran igual de grandes que la esperanza que teníamos en que nuestra hija recuperaría la salud y con ella el brillo y la felicidad que la anorexia le había quitado.
El proceso fue difícil, doloroso, aterrador, nos enfrento con nuestros peores demonios y nos arranco todas las lágrimas del mundo.
Hoy estamos aquí, somos una familia muy feliz, estamos agradecidos con la vida por habernos empujado y armado de valor a los tres para tomar la decisión, porque internamos a una niña enferma y ahora tenemos en casa a una mujer sana y feliz, que disfruta de comer, pero que sobre todo disfruta de la vida y abre los ojos y las alas para seguir creciendo y volando cada día mas alto.
Gracias Ellen West, gracias Arita, gracias Adalberto, gracias a los maravillos@s amig@s y a la familia que siempre, siempre esta para apoyar.

viernes, 18 de marzo de 2011

"Las Flores"

Un video que hice con mucho amor para Cati el día que se graduó.

"Beautiful girl"


Un video para todas las mujeres que deciden luchar y quedarse en este mundo.

miércoles, 16 de marzo de 2011

El brillo

Hay gente que se enferma por no comer … y hay quien no come porque esta enferma, esta sutileza en el lenguaje, este retruécano cambio mi vida, la atravesó de una manera feroz.
Mi hija enfermo de anorexia, esa enfermedad que les da a las niñas ricas, a las modelos, a las muchachitas banales, a las de la ibero, a las que solo piensan en moda y verse bien, lo raro es que Catalina no es ni rica, ni modelo, no es banal y estudia letras en la UNAM, nuestra hija no es el prototipo de mujer que creemos puede enfermar de anorexia.
Todo era muy extraño, hubo un momento en que casi creí que me lo estaba inventando, que me estaba volviendo loca, que buscaba enfermedades donde no las había, Catalina no había bajado muchos kilos, tres si acaso, tampoco parecía que vomitará y mucho menos que se restringiera en los alimentos, sólo tenía mal humor, muy mal humor, más allá de una crisis que podía parecer la última de la adolescencia, no tenía nada mas. Si, hacia mucho ejercicio, pero es que como ella misma decía: se cuidaba. Iba diario al gimnasio, estaba muy atenta a lo que comía y curiosamente nunca era suficiente el esfuerzo físico para bajar lo que ella consideraba un exceso de peso. Sin embargo tenía algunas conductas extrañas que me hicieron suponer que algo más estaba sucediendo, algunas cosas, algunas frases, muecas y movimientos que incluso ahora me resulta doloroso recordar.
Yo sabía que mi hija había perdido algo, pero no sabía que, un día dejo de mirarme a los ojos y las pocas veces que me miraban me ayudaron a notarlo; el brillo, era el brillo que los caracteriza lo que se había ido, eso, eso había perdido, se había ido y con él,  la sonrisa, las ganas de hablar, de opinar, de ir a la facultad, al cine, las ganas de leer, de escribir, de ver a sus amigos, los ánimos, los deseos de comer y desde luego de vivir.
Buscando, como toda una “madre moderna” que tiene terror de buscar ayuda real, recurrí a lo virtual, revise y revise páginas de Internet, en donde detalladamente se hablaba de cómo la perdida de todo eso que mencione puede venir acompañada de otros síntomas menos evidentes y que esa conjunción espantosa se llama anorexia. Fue difícil encontrar la información veraz, la clínica correcta, fue mas difícil aceptar que todo era real, que estaba ahí y que nos estaba pasando a nosotros.
Llorar, gritar,  hablar y reaccionar para afrontarlo antes de que nos devastara.
Escuche hace poco que es  doloroso que una hija enferme, pero si hay que sacarle la muela del juicio o el apéndice, la decisión es relativamente sencilla, tiene que ver con el médico correcto, desde luego con el presupuesto familiar y algunas veces con los calendarios escolares, pero con la anorexia es distinto, la vida se transforma, se revuelve, no entiendes, no encuentras la fuerza,  las armas para luchar en contra de un enemigo que ni siquiera conoces. Nosotros fuimos muy afortunados, encontramos a la segunda el lugar correcto, tuvimos el apoyo de la familia, de los amigos, el valor inigualable de nuestra hija y su valentía nos ayudo para luchar juntos. Nuestra historia es, ahora lo puedo decir:  privilegiada, en este complicado año he sabido de familias que van de un lado a otro, que llevan años con la enfermedad a cuestas, que no encuentran donde les den ni siquiera un diagnóstico, que  no cuentan con los recursos y que su seguro medico no cubre enfermedades… de este “tipo”, que buscan sin encontrar un aliado, una cuerda que los guíe con certeza en un camino de incertidumbre.
Uno siempre quiere compartir las cosas buenas de la vida, pero las historias malas, las dolorosas también es bueno contarlas, sirven para recordar, para reflexionar, para entender  y no repetirlas. No hay una vacuna para la anorexia, no existe, ni creo que existirá jamás y parece un cliché decir que el amor lo puede todo, pero a nosotros nos ayudo y  hoy confío en que así es, apelar al amor es un buen principio, al amor que nos permita diagnosticar, curar,  diseñar, planear, legislar,  litigar, transitar, pues, por un mundo en donde nuestras hijas e hijos puedan construir sanamente su autoestima y la mantengan a salvo, donde una mujer logre obtener el valor para afrontar dignamente una enfermedad emocional y recuperar su vida, un mundo en donde el erróneo vínculo entre conceptos como delgadez, éxito y  felicidad desaparezcan y dejen de hacer tanto daño, un mundo en donde el perfeccionismo y la autoexigencia exagerada no sean lo que marca la línea de la vida, en donde la publicidad no promueva minimizar, bajar, quitar, rebajar, deshacer, adelgazar hasta desaparecer, un mundo en donde dejemos de ser presa de los estereotipos, las expectativas y las aspiraciones, un mundo en donde demos más valor al contenido y no al envase, un mundo  para soñar, para crecer plenamente y en libertad. Un mundo en donde no busquemos la perfección para ser felices, un mundo en donde ser felices nos haga sentir que todo es perfecto.
La anorexia paraliza y se extiende, puede acabar en meses con una vida, puede hacer pedacitos una familia,  nos golpea con toda su fuerza, no respeta clases, edades, ni religiones.
Intentar luchar solas y solos contra ella puede sumirnos en un agujero cada vez mas profundo. Hoy vengo a pedirles que me acompañen, que logremos al unirnos que la anorexia se arrepienta de haberse asomado a nuestras vidas.